jueves, 3 de enero de 2013

Alimentos Funcionales: Percepciones y realidades






Entrevista realizada a la Lic. Esther Santana y Lic. Gabriela Olagnero* por Nadia Provens** 

Parece incuestionable que los alimentos son para lograr la salud o el bienestar; pero, ¿sabemos utilizarlos?
Lic. Santana: La población en general no sabe utilizarlos, se hicieron muchas investigaciones a distinto nivel, consumidor o paciente y se continúa demostrando que de los alimentos con sus nutrientes tienen igual desconocimiento, muy pocos son muy conocidos y se debe a que la persona tiene una patología y se lo han enseñado o la industria de alimentos ha realizado varias publicidades al respecto y de allí lo aprendieron, como sucede con el hierro. No me puedo aventurar para afirmar que  la nueva generación de consumidores (hoy niños) sabrán utilizarlos.
Lic. Olagnero:
Los alimentos “funcionales” son un grupo muy heterogéneo y nuevo de alimentos, por lo cual resulta difícil tanto para el consumidor como para el profesional de la salud poder interpretar toda la información que los rodea y utilizarlos adecuadamente. El consumidor recibe la información esencialmente por la publicidad de las empresas productoras y puede haber escepticismo hasta que deciden probarlos y obtienen un efecto o hasta la recomendación de un profesional. En este último caso, la información para la aplicación clínica llega por diferentes vías y cada profesional seleccionará aquellos alimentos más cercanos a su especialidad para investigar y recomendar.

¿Que  opinión les merecen las campañas de formación e información sobre la necesidad de una dieta equilibrada y hábitos de vida saludables para prevenir enfermedades futuras en la población?
Lic. Santana: Las campañas con este tipo de educación son muy necesarias pero a menudo no son continuas y no se repiten en forma universal por todos los medios de comunicación, son puntuales en colegios y algunas veces no se comunican al hogar. En general no se tienen estadísticas de sus resultados. En EE.UU. siempre hacen campañas, son expertos en campañas pero sus índices de obesidad no bajan como se quiere, actualmente existe  Let’s Move! con un aporte muy abundante de presupuesto y compromiso por todos lados, veremos sus resultados, con datos estadísticos. También lo encontramos en Chile, España, Inglaterra, todos con un fuerte compromiso de responsabilidad social, desde el gobierno la mayoría de ellos. Existe una gran preocupación por los niños. En Argentina existen campañas en las escuelas, desde el ministerio de salud y hasta en los packaging de los alimentos. No sé si tienen algún soporte de calidad para medir estos esfuerzos, porque no he visto resultados publicados. Las empresas de alimentos como una extensión de su responsabilidad social empresaria han comenzado a realizar educación en nutrición en distintos estratos.
Lic. Olagnero:
Las campañas educativas son muy importantes, en Argentina existen numerosas iniciativas coordinadas desde Ministerio de Salud como de Desarrollo Social tanto a nivel nacional como provincial y extendidas al sector privado a través de diferentes acuerdos y convenios, sumadas a la educación sobre alimentación y salud obligatoria en la currícula primaria y secundaria desde Ministerio de Educación. En mi opinión generan conocimientos en niños y adultos pero el impacto en la vida cotidiana es muy relativo. Creo que deben sumarse otras medidas que de alguna manera “fuercen” los buenos hábitos, como sucede con el tabaco o con la reducción de sodio. Son medidas que requieren una planificación detallada y consensuada, demoran mucho tiempo en su implementación, son de lenta evolución pero son necesarias para lograr un impacto en salud.

¿Cuáles creen fueron los factores que favorecieron el surgimiento de los Alimentos Funcionales? ¿Por qué los Alimentos Funcionales o compuestos beneficiosos no fueron tomados con mayor seriedad hasta que la industria los reconoció?
Lic. Santana: Los productos con ingredientes bioactivos estaban naciendo ya en la industria farmacéutica, en los laboratorios donde me desempeñé como gerente de producto teníamos la tarea de lanzar al mercado fórmulas infantiles lo más parecido a la leche materna, se hacían investigaciones en EE.UU.:, Canadá y Holanda para lograr detectar esos nutrientes bioactivos para agregarlos a las fórmulas y así aparecen: la taurina, la carnitina, los nucleótidos, los ácidos grasos de cadena larga (Lc-PUFA) y más destacado los docosahexanoico y araquidónico y en los últimos años los prebióticos y probióticos vienen a iniciar estos alimentos que hoy llevan nombre como “alimentos funcionales”. Obviamente hay otros en estudio, mirando más que nada la respuesta metabólica del niño alimentado con leche materna.  En adultos se hablaba de glutamina, L-arginina y luego aparecen todos en grupos, como son el licopeno, los flavonoides, las antocianinas, los fructooligosacáridos, fitoesteroles, isoflavonas, la fibra soluble y no solubles (inulina, beta glucano, etc.), CLA (ácido linoleico conjugado), el azúcar alcohol (xilitol, sorbitol, polialcoholes,etc), alimentos con equinacea, resveratrol, sulfurados, catequinas, ácidos omega 3, entre otros. Hasta los alimentos ancestrales como son la quínoa, el amaranto, el nepal, ginkgo biloba, chía entre otros. No creo que no se les haya prestado atención, creo que tenían una curva de crecimiento habitual, se estudian los alimentos naturales, se detectan los ingredientes bioactivos que benefician la salud y se extraen y diseñan otros nuevos alimentos con esos ingredientes, todos estos pasos llevan un tiempo en la industria de alimentos o farmacéutica y encima tienen un nombre cuando se los agrupa, como son: “alimentos funcionales”, otra cuestión para tratar es si ese nombre es apropiado para el común de la gente. La industria farmacéutica fue siempre cuidadosa con el lanzamiento de productos, llevando una cantidad relevante de impresos clínicos que avalaban esos lanzamientos, así lo está haciendo consumo ahora. Se tenía una duda si las licenciadas en nutrición confiaban en las marcas y la información que les brindaban las empresas de consumo masivo y se realizó una encuesta (Langer, V., Fellner O’Toole, H. y Onzari, M. en Actualizaciones en Nutrición. Vol 12-N°4-Diciembre 2011) donde el 85.1% de profesionales refirió confiabilidad en las marcas, en cuando a la necesidad de mayor información que debería acompañarse con trabajos científicos fue muy alta (más de un 80%) y el canal preferido fue Internet (70%), visitador (23%) y en reuniones científicas (38%).
Lic. Olagnero:
Los factores que favorecieron el surgimiento de los AF fueron varios pero esencialmente podría resumirse en 3: aumento de la expectativa de vida, aumento de ECNT y elevados costos en salud pública por esta población “medicalizada”. La hipótesis planteada frente a esta situación fue simple: una población que lleva una vida más sana llega más sana a la 3° edad, la base de la salud son los hábitos alimentarios y de actividad física por lo tanto deben priorizarse estas dos herramientas. La realidad es que fue el gobierno japonés quien comenzó a estimular el desarrollo de componentes bioactivos basado en el conocimiento ancestral que poseen, desde ese momento se interesaron las principales empresas productoras y numerosos investigadores para generar componentes que pudieran ser incorporados a alimentos tradicionales, tarea sumamente difícil.

¿Son una consecuencia de los avances científicos en el campo de la alimentación?
Lic. Santana: Personalmente creo que es una consecuencia del estudio de los alimentos, del mejor equipamiento para detectar los nutrientes y no nutrientes (tecnología), el esmero por mejorar la calidad de vida y la cantidad de años de las expectativas de vida con menos enfermedades y al ser humano más activo con una necesidad latente en las personas posibles consumidoras.
Lic. Olagnero:
Podría decirse que si, teniendo en cuenta que cada componente debe tener un cuerpo de evidencia científica suficiente que respalde su uso y beneficio agregado a tecnologías de avanzada que permitan su incorporación a la matriz alimentaria sin alteración de características organolépticas.

¿Consideran que alimento funcional y alimento saludable son sinónimos? ¿Qué aportan los alimentos funcionales a la salud?
Lic. Santana: Las personas en encuestas lo definieron como alimento saludable o sano, nosotros los profesionales lo definimos como alimentos funcionales, si son sinónimos  una parte no está enterada. La segunda parte de la pregunta sería muy extensa para desarrollar pero sintéticamente doy unos ejemplos. Hay una cantidad importante de estudios científicos que demuestran el beneficio de un ingrediente bioactivo, por ejemplo  los polialcoholes se asocian con prevención en caries dentales, el omega 3, presente en pescados, disminuye el riesgo cardiovascular, el licopeno, que se encuentra en tomate, como prevención para enfermedades cardiovasculares y prevención de cáncer de próstata, los fructooligosacáridos  saludable para la microflora intestinal entre otras.
En un trabajo que presentamos con las colegas Lic. Millone y Lic Olagnero en la revista Diaeta (de ADDYND) nos sorprendió los resultados, las colegas tienen como “top mind” a los alimentos funcionales por su nombre comercial y no por su ingrediente funcional y lo asocian o relacionan a una patología, a pesar de las definiciones, autorizaciones y disposiciones, lo llegaban a asociar como un “medical food”.
Lic. Olagnero:
Los alimentos funcionales son alimentos saludables, pero este último grupo tiene una extensión mucho mayor, por ende no son sinónimos. El alimento que es considerado funcional debe demostrar un beneficio para la salud, es decir tener investigación que sustente el por qué decimos que es funcional y debe tener un diseño nutricional adecuado al perfil epidemiológico de la población objetivo. Alimento saludable, en mi opinión, es todo aquel que aporta nutrientes clave siempre en referencia a la población de destino, no solo componentes bioactivos. Con respecto a la salud, la definición de funcionales incluye mayor bienestar y reducción de riesgo de enfermedades, como es absolutamente amplio es necesario evaluar cada componente en particular y agruparlos por beneficios para evaluar el impacto sobre bienestar y riesgo con variables específicas. No es lo mismo investigar fitoesteroles que probióticos ni desde el enfoque de investigación ni del beneficio ni de su aplicación alimentaria: cada uno merece y necesita un marco especial.

¿Cuál creen que es la razón de que no exista hoy una definición aceptada por la mayoría, a que se debería tal controversia, por que los alimentos modificados se posicionan por sobre los naturales?
Lic. Santana: Yo creo que las definiciones se están acercando cada vez más a una sola. En un comienzo las definiciones eran por demás variadas, hasta cómo llamar este tipo de alimentos que estaban surgiendo. Según ILSI-Europa son diseñados o modificados y en Estados Unidos se consideran a los convencionales es decir a los no modificados. En la nueva categoría de Alimentos Funcionales ADA lo divide en: convencionales, modificados, medicinales y para usos dietéticos especiales. Los alimentos modificados tienen una alta exposición por la publicidad pero los naturales son también valorados por la población, los profesionales y los organismos. Los tecnólogos aman su creación y lo demuestran por eso parecen como más relevantes estos alimentos, esta es mi opinión.
Lic. Olagnero:
Existen varias definiciones, con mayor o menor profundidad en los conceptos pero no creo que sean controversiales. En mi opinión, la más completa es la surgida del proyecto FUFOSE liderado por ILSI Europa. Con respecto a los alimentos naturales o diseñados, creo que hay mayor conocimiento en el consumidor por la publicidad. Entre los profesionales que están interesados en estos alimentos es claro que existen funcionales naturales y diseñados.

¿Cuáles son los criterios que se emplean hoy para saber si un alimento es o no funcional?
Lic. Santana: Esta pregunta se la dejo a mi colega que conoce mucho mejor el tema porque utiliza a diario estos criterios.
Lic. Olagnero:
El criterio básico está definido por un beneficio sobre la salud más allá de lo nutricional, que puede relacionarse con mayor bienestar y/o reducción de riesgo de una enfermedad. Es decir que el consumo de ese alimento en cantidades adecuadas (según guías alimentarias de cada país) debe generar ese beneficio, por lo tanto contiene él o los componentes activos en concentración suficiente en esas cantidades. Como dije antes, según el componente considerado será el beneficio, la concentración necesaria para dicho beneficio, las variables a investigar para comprobarlo, etc.

¿Cuál es el papel que juega en este contexto el marketing nutricional?
Lic. Santana: El marketing nutricional surge como una necesidad de transmitir esos valores nutricionales al consumidor. En la cátedra donde doy la materia Marketing de Alimentos convoqué a alumnos a un concurso para definir Marketing Nutricional, porque en las búsquedas en Internet no había ninguna completa y si la había no tenía nada relacionado con nutrición y quedó definido así:
Conjunto de actividades que realiza la industria de alimentos  en las cuales se involucra la investigación de mercados, la investigación científica del alimento y aplicación de tecnologías para mejorar las características saludables y funcionales de sus productos destinados a satisfacer una necesidad actual o anticipada de una determinada población que requiere un beneficio nutricional adicional ya sea para preservar, promover la salud o retardar la aparición de enfermedades; actividades desarrolladas de tal manera que le permitan a la empresa lograr una ventaja competitiva, maximizar la calidad, posicionamiento y rentabilidad.”
Esta definición para orgullo de los alumnos que participaron es uno de los temas más buscados por profesionales del mundo, en el blog Nutrimarketing donde fue publicada.
Lic. Olagnero:
El marketing nutricional es clave para la comunicación de cada producto y su beneficio de manera rigurosa y ajustada al marco regulatorio vigente.

¿A qué alegan que todavía no sean de uso cotidiano así como que tampoco exista recomendaciones claras sobre los alimentos funcionales? ¿En que etapa del etiquetado nos encontramos dentro de la categoría?
Lic. Santana: Creo que son de uso cotidiano, pero tiene segmentos de consumo, nosotros no tenemos los datos de mercado, pero cada empresa sabe exactamente cómo se comporta cada producto en el mercado. Lo que sí sabemos que esta  categoría está en franco crecimiento a nivel mundial. En Japón en este momento ya están estudiando y diseñando los alimentos funcionales genómicos. Es un área que no se frenará. En cuanto  a las recomendaciones no cambiará hasta que en las currículas de las carreras de nutrición no realicen un esfuerzo para aceptarlos, valorarlos e incluirlos en sus tablas de composición química (los ingredientes bioactivos). No se puede ir tan atrás de la industria de alimentos, nos debemos acercar o mejor colocar al lado. En cuanto al etiquetado seguirá el de un alimento según la obligatoriedad de rotulado nutricional desde agosto de 2006 que con una serie de resoluciones y disposiciones desde el ANMAT han logrado enfocar el tema de los alimentos. No es igual  que en EE.UU. ni como Europa pero ya no es como la década pasada. En el Capítulo V del CAA (Código Alimentario Argentino) se pueden encontrar las normas para la rotulación y la publicidad de los alimentos envasados, allí se han incorporado la Resolución del Grupo Mercado Común 26/03 y la resolución 46/03 sobre rotulación nutricional así como la resolución 47/03 sobre “Rotulación Técnico Mercosur de Porciones de Alimentos Envasados a los fines del Rotulado Nutricional” y capítulo aparte es la publicidad. En el rótulo con información nutricional,  la mayoría de los ingredientes bioactivos quedan como no obligatorios (con excepción de la fibra, algunos carbohidratos y los ácidos grasos en el grupo de grasas), el detalle de los ingredientes permitirá saber si el producto tiene ingredientes bioactivos no declarados en el rótulo o con claims o alegaciones nutricionales.
Invito a la Lic. Olagnero a comentarles sobre la última resolución del ANMAT con respecto a los mensajes o claims o frases que se pueden utilizar en los packagings y en publicidad de un producto funcional.
Lic. Olagnero: los alimentos funcionales son de uso cotidiano y cada vez más masivo. Si consideramos a todos los productos que se comercializan con una alegación de salud, en nuestro país es una de las categorías que más ha crecido en los últimos años a pesar de que la oferta está centrada en productos con fitoesteroles, probióticos y prebióticos esencialmente. Sobre la recomendación entendida como consenso de expertos (no como indicación particular a pacientes), no existen a nivel “tipo de alimentos” pero si para componentes según el beneficio. Un ejemplo claro es la recomendación del ATP III (2001) de American Heart Association, donde claramente se indica la inclusión de 2 g/día de esteroles en población hipercolesterolémica o World Gastroenterology Organisation en su decálogo de alimentación saludable y bienestar digestivo, donde uno de los mensajes es incorporar productos con bifidobacterias con efecto comprobado sobre la salud digestiva. Una mención especial: las recomendaciones llegan cuando la evidencia científica y la experiencia de uso es abundante, por lo que en alimentos funcionales irán surgiendo poco a poco a medida que cada componente logre estas dos condiciones.
Con respecto al etiquetado, deben cumplir con las exigencias del CAA capítulo V o XVII según sean considerados alimentos comunes o dietéticos. La declaración del componente activo en rótulo depende de qué se agregue en su diseño, no es lo mismo omega 3 (que va dentro del rótulo nutricional en el discriminado de grasas) que prebióticos (la cantidad se declara en rótulo nutricional como fibra y el uso del término “prebiótico” requiere de una aprobación especial para ser declarado como tal) o probióticos (este término también necesita de una aprobación especial y la discriminación de cepas se realiza en ingredientes). Codex Alimentarius considera que pueden ser incluidos en las categorías ya reglamentadas para rotulado.
Una consideración diferente requiere el agregado de alegaciones o declaraciones de propiedades saludables (o health claims) tanto al rótulo como a la comunicación en general: desde diciembre de 2011 entró en vigencia la disposición ANMAT 7730 sobre comunicación de propiedades saludables y exige que dichos claims sean presentados previamente junto a la evidencia de soporte para ser evaluados por una comisión experta que dará o no la aprobación para la comunicación.

¿Hacia dónde se dirige la investigación sobre este tema? ¿Estamos en el camino de prevenir enfermedades crónicas como obesidad, diabetes o cardiovasculares que están relacionadas con los hábitos alimentarios? ¿Cómo se relaciona con estos alimentos?
Lic. Santana: La investigación se dirige hacia productos para ayudar a personas con HIV, enfermedad de Alzheimer, obesidad y hasta se están investigando alimentos con vacunas (aplicando biotecnología). Pero merece una aclaración y tiene que ver con la publicidad. Según nuestro CAA se establece que en los rótulos o anuncios, por cualquier medio queda prohibido efectuar indicaciones que se refiera a propiedades medicinales, terapéuticas o aconsejar su consumo por razones de estímulo, bienestar o salud. Además no deben incluir frases y/o mensajes que atribuyan al producto acciones o que sugieran que el alimento disminuye, calma, cura, alivia, previene o protege de una deteminada enfermedad. Las únicas frases que se admiten son: ayuda y/o contribuye a prevenir y/o proteger. No admiten invocar las funciones de los alimentos que no fueran específicamente relacionadas con la función de nutrir. Sólo se puede incluir la información nutricional complementaria (claims) relacionada con el contenido de nutrientes y/o valor energético y/o proceso de elaboración siempre que haya sido autorizada de acuerdo al CAA pero no se puede hacer ninguna referencia o mención a condiciones anormales o patológicas.
Lic. Olagnero: La investigación está enfocada en la mejora de trastornos tanto fisiológicos como patológicos relacionados con la alimentación y la nutrición, así como  en alimentos capaces de colaborar en la reducción de riesgo de enfermedades crónicas como las enumeradas. No se utiliza la palabra “prevención” si hablamos estrictamente porque, en la mayoría de los casos, la prevención no incluye solo la alimentación sino también otros factores de riesgo como hábitos y condiciones ambientales por ejemplo, solo se habla de reducción de riesgo.

¿Qué retos “éticos” consideran plantean los alimentos funcionales a la industria alimentaria?
Lic. Santana: Lo más complejo del tema es desde dos aspectos, uno desde el consumidor, estos productos tendrían que estar al alcance de todos pero si analizamos la variable precio no es tan accesible, porque una  familia del sector C3 y D (clase media baja y pobre) no lo podrían consumir de forma habitual, sólo ocasional, obvio el del sector E (clase marginal) ni lo buscaría. El otro factor que se ha planteado en investigaciones de mercado es que las empresas de alimentos de tamaño grande son las que podrían acceder a la investigación, la tecnología, la publicidad masiva y la producción a menor costo y con más ganancias comparadas con empresas medianas o pequeñas. Desde el área de investigación clínica las empresas de consumo masivo no pueden realizar todas las fases de investigación como lo hacen las empresas farmacéuticas porque no es ético realizarles “invasiones” como biopsias, por ejemplo a personas posibles de tener una carencia o patología. La industria de alimentos se ha cuidado mucho en decir que no es para “enfermos” sino para “disminuir el riesgo de…”, además de cumplir con los requisitos legales.
Lic. Olagnero: existen varios desafíos, uno de ellos es la comunicación ética y rigurosa según la evidencia disponible, digo “ética” porque no se debe engañar al consumidor prometiendo beneficios que no existen y “rigurosa” porque debe respetarse lo más posible el lenguaje técnico a pesar de ser obligatoria la traducción al lenguaje coloquial del consumidor. Otro desafío es la investigación en salud, ya que los alimentos son primariamente para población sana, salvo que sean diseñados específicamente. Otro factor de importancia es el balance entre accesibilidad para el consumidor y el valor agregado que un alimento funcional posee desde el punto de vista de salud pública.

¿En que etapa les parece que se encuentra hoy la relación desarrollo del conocimiento industrial y llegada a los profesionales… y a los consumidores?
Lic. Santana: Un poco mejor con los profesionales, en un comienzo esta relación fue pésima, son los resultados que se han obtenido de distintas investigaciones, el producto funcional iba por un lado y el profesional aprendía del paciente, queda claro? El paciente durante la consulta preguntaba por tal o cual producto que veía en televisión y del profesional que se pasa horas y horas entre el hospital, la docencia y su consultorio privado no tiene tiempo para ver televisión y desconocía de qué le hablaban. Al tiempo empresas como Danone o Yakult comenzaron a realizar entrevistas con fuerza de ventas especiales a profesionales que podrían estar relacionado con los productos funcionales y sus pacientes, a partir de allí esto fue mejorando, Ahora con avisos en revistas específicas de profesionales, páginas o sitios muy accesibles e interactivas, con cursos de grado y posgrado, el tema está mejorando. En los consumidores, mucho no se ha hecho en Argentina en cuanto a encuestas, sí hay algunos resultados en EE.UU. donde sorprende como van las personas por un lado y las empresas y profesionales por otro. Las personas sentían que la definición más amigable eran alimentos saludables, otros decían que no les interesaba que se agregue un ingrediente a un producto que ya de por sí es bueno, lo que deseaban era que los productos considerados “malos” aquellos que no aportaban nutrición pero hedónicamente  era seleccionado que podrían llevar un ingrediente para mejorarlo y de esa manera no sería tan malo. A los especialistas estas respuestas nos han dejado perplejos, nos obliga a realizar encuestas a nivel local para ver si la cultura se repite o existe sólo en ese nicho.
Para responder a toda la pregunta la industria de alimentos se está fusionando con la industria farmacéutica, ya hay farmacoalimentos, hay una generación de personas trabajando en nuevas líneas de investigación, lo que se resume es que los alimentos funcionales no son una moda han venido para quedarse. La facturación a nivel mundial es vastísima. En el futuro todos los alimentos serán funcionales, sobre todo si se piensa en el surgimiento de una era postgenómica, donde ya desde los genes se podrán leer las posibles patologías o fallas en las enzimas y con ingredientes bioactivos a través de portafolios de alimentos funcionales llegarían a cada individuo.
Lic. Olagnero: entre los profesionales y los consumidores hay mayor interés en los desarrollos y están entendiendo la importancia de la alimentación en el desarrollo de las ECNT. Como todo proceso de adopción de productos necesita tiempo para profundizarse en todo ámbito.

¿Cómo consideran se puede mejorar en la interrelación entre investigación, industria alimentaria, administración y consumidor final; es decir, entre los agentes que intervienen en la gestación, aprobación y distribución de un nuevo alimento o componente?
Lic. Santana: Las palabras que engloban todos estos integrantes es con educación y retroalimentación de conceptos. Educación al consumidor y a los profesionales y poder saber qué sienten y piensan cada uno de ellos, no ir sólo como industria generadora de productos porque se puede llegar al fracaso de muchos productos útiles por la falta de mensajes comunes en este torbellino propio de esta era de la comunicación.
Lic. Olagnero: creo que con la nueva disposición sobre comunicación se ha dado un salto cualitativo en la relación intersectorial y  en la coordinación de tareas. Ya que el trabajo serio de las empresas será reconocido a nivel de expertos y regulatorio permitiendo su comunicación al consumidor. Si bien aún no están aceitados los procedimientos (es una forma nueva de trabajo) poco a poco se va a progresar. Por otra parte, los foros de intercambio de opinión y educación son necesarios para escuchar a todos los actores y buscar consensos en beneficio de todos.

*Mg. Lic. Esther Santana. Egresada de la Universidad de Buenos Aires como Licenciada en Nutrición y de  la Universidad de Palermo como Magíster en Comercializaión Estratégica. Especialista en Marketing de Alimentos y Nutrición. Fue Gerente de Producto en John Wyeth y en Mead Johnson Nutricionales donde tuvo a cargo la línea Nutricional Pediátrica y Suplementos vitamínicos y minerales. Fue docente en: UBA, UCES, Instituto Universitario Barceló (IUCS) y Maimónides. Actualmente es docente virtual en IUCS  y colabora en UFASTA con talleres de grado y posgrado. Autora de libro Marketing de Alimentos de Ed. Akadia y Coordinadora del Vademécum Nutricional-Alimentos Funcionales de Ed. Akadia.


Prof. Lic. Gabriela Olagnero. Egresada de la Universidad de Buenos Aires como Licenciada en Nutrición y de la Universidad del Salvador como Profesora en Nutrición. Actualmente es Scientific Coordination Manager para Danone Baby Nutrition. Fue Asesora Nutricional Senior para La Serenísima (Mastellone Hnos SA y Danone Argentina SA). Es docente en: Universidad Maimónides, UCES e Instituto Universitario Barceló (IUCS). Fue docente en UBA. Autora y coautora de varias publicaciones científicas sobre alimentos funcionales.



     
**Nadia realizó esta entrevista para introducirla a su Tesis de Licenciatura en Nutrición de UFASTA-Mar del Plata-Argentina. Agradecemos a Nadia por permitir compartir con ustedes esta interesante entrevista.


Novedad:


En 2013 se proyecta una Diplomatura a distancia de "Nutrimarketing responsable en niños" desde AADYND (Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas Dietistas) ya informaremos los ejes temáticos.

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